TRES LECCIONES DE VIDA
CONFERENCIA-PERFORMANCE PARA FANS Y CURIOSOS DE J.M. COETZEE Y ELIZABETH COSTELLO
De: Iliana Muñoz
Si aún persiste la necesidad de usar cubrebocas, se le insiste a la gente en usar uno. En caso de que haya pasado esa etapa, se le proporciona a cada espectador un antifaz veneciano.
En el espacio hay una mesa de conferencia con un mantel verde.
Las tres lecciones son interpretadas por la misma actriz.
LECCIÓN I
NACER
LIZBETH NÚÑEZ:
Hola, gracias por acompañarnos en un episodio más de “Doble Capicúa”. Yo soy Lizbeth Núñez y les hablaré hoy de una propuesta escénica: “Tres lecciones de Vida”, conferencia-performance para fans y curiosos de J.M. Coetzee y Elizabeth Costello. ¿Es este un título misterioso, es este un título pretencioso, es este un título chistoso? No lo sé, está en ustedes decidirlo.
¿Por qué hablar de esta pieza en nuestro canal? Porque como saben nos interesan aquellos proyectos que sean híbridos en su esencia, por ello mismo hemos dedicado en el pasado un programa al mismo Coetzee, quien ha sido no solo novelista sino poeta, ensayista, traductor y matemático. Si no lo han visto, pueden encontrar el link en la descripción.
Esta obra de Iliana Muñoz, es y no es teatro, parte y no de la literatura, hace un uso de la ficción y de la metatextualidad parecido al que hace Coetzee en algunas de sus obras pero también establece una posición respecto al hecho escénico mismo al enfatizar la convención, la ficción y el convivio escénico como sus recursos principales. Si quieren saber más de estos temas los invitamos a que vean el episodio dedicado al rol que juegan estos elementos en el teatro, así como la efimeralidad y la performatividad.
Pero antes vamos a repasar un poco quién es J.M. Coetzee. J.M. de John Maxwell, para aquellos curiosos que aún no son fans de nuestro canal y no han visto el programa donde hablamos en detalle de él, o para aquellos que no les importa la linealidad y prefieren ver primero este episodio y después el otro…
J.M. Coetzee, que por cierto no sabemos a ciencia cierta cómo se pronuncia, nació el 9 de febrero de 1940 en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Por su padre es descendiente de inmigrantes holandeses. Por parte de su madre es de ascendencia holandesa, alemana y polaca. Su infancia, que se dio durante el contexto del Apartheid, que literalmente significa separación en afrikáans, separación entre negros y blancos, estuvo marcada por este sistema. Su experiencia como habitante sudafricano en la época del Apartheid la reflejó particularmente en tres novelas de ficción: “Esperando a los bárbaros” de 1980, “La edad de hierro”, de 1990 y “Desgracia” de 1999. Así como en la autobiografía “Infancia” de 1997, que conforma una trilogía junto con “Juventud” de 2002 y “Verano” de 2009.
Coetzee estudió matemáticas, lingüística e idiomas. Se doctoró en lingüística computacional en la Universidad de Texas en Austin. Su tesis consistió en un análisis computarizado de la obra inicial de Samuel Beckett.Entre 1984 y 2003 fue maestro frecuente de las universidades: Estatal de Nueva York en Búfalo, Johns Hopkins, Harvard, Stanford, y la Universidad de Chicago. Su estilo de escritura es simbólico y metafórico, por medio de una prosa clara y directa. La Academia Sueca al otorgarle el Premio Nobel de Literatura en 2003 destacó que "El interés de Coetzee se dirige principalmente a situaciones en las que la distinción entre el bien y el mal, si bien es clara como el cristal, parece no tener fin". En la descripción del video pueden encontrar el link al comunicado completo de la Academia con los motivos para premiar a Coetzee, en donde se mencionan a manera de ejemplo, no solo las novelas que ya nombramos sino también “Tierras de Poniente”, “En el corazón del país”, “Foe”, “Vida y Época de Michael K”y “El Maestro de Petersburgo". Y aquí un fragmento de la fastuosa ceremonia de premiación con un toque típico del autor: https://youtu.be/NdZI4pe2f74
Un poco Edípico para mi gusto…
Es uno de los autores más premiados en lengua inglesa. Ha sido merecedor del premio Booker Prize dos veces, del premio Central News Agency Literary Award tres veces, del premio Jerusalem, del premio Femina étranger y del Premio Internacional de Ficción The Irish Times. Desde 2002 vive en la ciudad de Adelaida, Australia y su obra literaria ha seguido creciendo. Se dice que Coetzee es disciplinado, hermético y perfeccionista. Evade lo más que puede la vida pública, las entrevistas y cualquier evento donde él no tenga el control. Las entrevistas incómodas del pasado, de las cuales hay varios ejemplos, como este: https://youtu.be/ouAG-KVAGh0, han transitado hacia eventos donde el autor intenta ser más abierto, aunque sigue manteniendo la necesidad de contar con una armadura.
Y justo en esta necesidad de protegerse es que en 1997 cuando J.M. Coetzee es invitado a dar una conferencia en Princeton, crea un personaje alter-ego, Elizabeth Costello, una escritora australiana nacida en 1928 que también es invitada a dar un discurso en una universidad de Estados Unidos y dicta la polémica conferencia “La vida de los animales”, en la cual el personaje compara el Holocausto con la industria alimenticia carnívora. En el pasado Coetzee ya había jugado bastante con la metaficción pero la creación de este alter-ego es nueva y la relación entre ellos, donde Elizabeth Costello parece tener vida propia, ha sido duradera y un tanto tensa. En 1999 se publica esa conferencia sobre los animales y en 2003 Coetzee publica toda una novela bajo el nombre de Elizabeth Costello, libro de 8 lecciones y 1 epílogo.
Esta novela tiene un eje doble, uno que sigue la trama del personaje y su vida privada y la otra que expone las conferencias que la autora va dando en diferentes contextos. Estas conferencias que tratan temas estéticos, religiosos y morales tienen un estilo filosófico y argumentativo, por lo que el libro, que es una novela, puede parecer un ensayo por momentos. El personaje Elizabeth Costello aparece constantemente en otros libros del autor.
Y cada vez vamos acercándonos al nacimiento de “Tres lecciones de vida”. Para ello tenemos que ir a Venecia, Italia. En 2021 la Bienal de Teatro, que ese año celebró su edición número 50, decidió conceder el León de Oro por su trayectoria al director teatral Krzysztof Warlikowski. Él nació en 1962 en Polonia, donde se formó en historia, filosofía, lenguas romances y dirección de escena. Estudió literatura francesa en la Sorbona y radica en París desde hace años. Ha ganado diversos premios donde se reconoce su trayectoria a nivel internacional. Sobre su premiación con el León de oro se sustentó que él ha “abogado por una renovación profunda del lenguaje teatral europeo”, que “ha inventado nuevas formas de teatro que pretenden reestablecer el vínculo entre la obra y la audiencia”.
Con motivo de la premiación en la Bienal, los organizadores lo invitaron a dar un taller dentro del programa Bienal College que está dirigido para jóvenes profesionales de teatro. Él tuvo la idea de compartir con los nueve elegidos dentro de ochenta aplicantes, su libro favorito: “Elizabeth Costello”. Libro que él clama tener bajo su almohada cuando duerme, consultarlo en situaciones de crisis, llevarlo consigo a todos lados. En fin que ese libro es su consejero, su confidente, su amigo.
La Masterclass en cuestión era: “adaptación del texto a la escena”: "Mi masterclass estará dedicada a la adaptación del texto. Las posibilidades que ofrece el encuentro con el texto en el que tenemos la oportunidad de instalarnos a nosotros mismos. A nosotros mismos y al teatro. Propongo trabajar con la novela de J.M. Coetzee “Elizabeth Costello”. Cada uno de los participantes debe preparar un borrador de su propia adaptación. No estoy pidiendo resúmenes o el intento de “apretar” el texto en formato teatral. Por favor instálense a ustedes mismos en el texto".
En el programa que hicimos sobre procesos creativos, el link está en la descripción, muchos de los comentarios giraban en torno a las dudas de ustedes preguntando qué hacen los artistas en residencias, talleres, ensayos. Eran constantes las preguntas: “¿Se drogan?”, “¿Hay orgías?”, “¿Trabajan con animales?”. Lamentamos decirles que no hay respuestas concretas ni absolutas y que lo que podamos decirles será lejano a lo que se vive en dichos encuentros, pero seguramente no son como ninguno de nosotros imaginamos. Veamos un fragmento pequeño de ese taller.
Sabemos que los implicados en ese laboratorio discutieron horas y horas sobre Coetzee y Costello, hubo debates, hubo enojos, hubo risas, hubo comentarios que se tomaban personales, hubo chismes sobre el autor sudafricano, chismes sobre los mismos integrantes del taller, visionado conjunto de horas de videos y sí, además iban al teatro, bebían, bailaban y navegaban los canales de Venecia mientras hablaban sobre Elizabeth Costello como si fuera tan real como las góndolas o los vaporettos. Hasta donde sabemos no hubo orgías…
Dado que Warlikowski tiene una devoción tanto por Coetzee como por Costello no era fácil andarse por las ramas y la discusión tomó profundidades muy interesantes. Eventualmente cada participante tenía que exponer su propuesta de adaptación ante sus compañeros. Siendo Elizabeth Costello una novela tan amplia, había mucha tela de dónde cortar y cada uno de los directores y dramaturgos, después de días de reflexiones, presentó una apuesta muy diferente.
Iliana Muñoz se decantó por lo molecular de la novela y del autor, por así decirlo. Al principio encontró un material en video de Coetzee que la indignó y quiso trabajar con ello pero sobrepasando el enojo primario. También se sintió profundamente alterada por el miedo que parece estar detrás de las máscaras y el exceso de control de Coetzee. Quizá sintió identificación o rechazo ante tal actitud defensiva. Y usando los mismos recursos del autor sudafricano, creó personajes que le permitieran jugar una metaficción en donde ella añade otra capa a las reflexiones de Costello/Coetzee por medio de universos paralelos.
Así como Coetzee reutiliza sus propios textos y los de los demás, como cuando escribió el ensayo ¿Qué es un clásico? deconstruyendo la conferencia de T.S. Eliot con el mismo nombre, Muñoz hace lo mismo y usa citas textuales de la obra de Coetzee, usa también máscaras, alter egos y una prosa directa pero simbólica. Así como Coetzee juega con escritores y sus personajes ficticios, Iliana Muñoz mueve los dados de las piezas proporcionadas por la historia de este autor sudafricano.
Coetzee hace unos años tomó la decisión de publicar sus libros en español antes que en inglés, como un golpe político al sistema editorial anglosajón. En esta línea tejió lazos fuertes con Argentina donde del 2015 al 2018, a iniciativa del mismo Coetzee se creó una cátedra con su nombre, en la que él impartió clases, en la Universidad Nacional de San Martín. Iliana Muñoz usa estos hechos para plantear una situación hipotética, para cuestionar al Coetzee cuestionador. Así como Coetzee plantea en la novela Elizabeth Costello una poética sobre la literatura misma, Muñoz utiliza el formato de la conferencia llevado a la escena teatral para exponer de manera pragmática, es decir performática, los asuntos que le interesan: los usos diversos de la escena y el poder del convivio escénico. Así como en Elizabeth Costello la anécdota, es decir la trama, no es necesariamente lo más importante de la novela, en “Tres lecciones de vida” Iliana Muñoz apuesta por un suceso con los espectadores más que por una historia.
Coetzee, en voz de Costello, habla constantemente sobre la importancia de meterse en la piel del otro y de ser capaces de tener empatía. Elizabeth Costello, en la novela que lleva su nombre, dice: “El desafío está en la alteridad. Inventarse a alguien que no es uno mismo. Inventar un mundo para que ese alguien se mueva." ¿Y qué es el teatro, en esencia, sino el juego a experimentar otras vidas y la capacidad de ser compasivos aquí y ahora? Iliana Muñoz inventa un mundo para que Elizabeth Costello experimente otros caminos en su ya larga vida, para que nuevos espectadores la conozcan y en ese mundo tengan una interacción de naturaleza no racional.
Como siempre quedamos pendientes de sus comentarios, si les gustó este video los invitamos a que le den like, a que se suscriban a nuestro canal y, si siguen con curiosidad o son fans, que se conviertan en uno de nuestros patrocinadores. Para más información en la descripción.
La actriz sale de escena a un perchero que está al lado. Se pone una chaqueta y se cambia el peinado, mientras se proyecta el siguiente video: https://youtu.be/4dbF5LTI3fg
LECCIÓN II
LUCHAR
La actriz se sienta y coloca sobre la mesa un personificador en el que se lee: “Elizabeth Castillo”
ELIZABETH CASTILLO:
Lee todo el texto desde una laptop que trae consigo.
Antes que nada, quisiera agradecer a la Universidad Nacional de San Martín por este honor. También quisiera agradecer a mis colegues y al departamento de “Literaturas del Sur”. Hace cinco años no podría haber imaginado este día, hubiera aparecido como una visión, sólo un sueño. Hoy todavía no puedo creer que esté aquí, no puedo creer que mi trabajo “Empatía y vacío” fuera elegido por J.M. Coetzee, un autor al que admiro tanto, como el recipiente de este año del premio estudiantil que lleva su nombre. Nunca imaginé que algún día él iba a leer algo que yo escribiera, así como nunca imaginé que tendría que rechazar dicho premio.
Estoy aquí para explicar mi decisión difícil y definitiva. Expongo. El 29 de Mayo de 2018 Coetzee estuvo en un evento en Bilbao, en una conversación con Soledad Constantini, organizada por Azkuna Zentroa. Ella no fue presentada como su editora en español, siendo que lo es, por medio de la editorial “El hilo de Ariadna”. No fue mencionado en absoluto la relación profesional tan cercana que elles mantienen. Esa no es la primera entrevista que elles tuvieron en público. Elles hicieron una serie de conversaciones como parte de la gira del lanzamiento del libro “7 cuentos morales”. La conversación que menciono de Bilbao, acordada y preestablecida, sigue los temas que últimamente han estado en la agenda del Coetzee: el gesto político de publicar primero en lengua hispana que en la inglesa, como una protesta directa a los sistemas literarios Estadounidense y Británico; él continúa hablando de Elizabeth Costello, el personaje, y lee un cuento del libro que está en gira.
Dejando a un lado la rigidez del encuentro, y al hecho de que él, el entrevistado, le está marcando todo el tiempo el timing a su anfitriona, no hay nada extraño ahí. Más de un año después, el 24 de Octubre de 2019, Coetzee es invitado por la Universidad Nacional Autónoma de México, la UNAM, a conversar con Raquel Serur, quien es presentada como una experta en el trabajo literario de Coetzee, una prestigiosa académica de esa institución paradigmática, y la embajadora de México en Ecuador. Al principio de la entrevista, Coetzee agradece a les organizadores y establece que él ha tenido la oportunidad de revisar previamente las preguntas de Serur, por lo que pudo reflexionar sus respuestas. Él dice: “lo que esta conversación puede perder en espontaneidad, lo ganará en profundidad”.
Esta declaración aparentemente transparente y empática adquiere un tono diferente cuando uno se da cuenta que muchas de las preguntas, e incluso las palabras que Raquel Serur usa, son las mismas que usa Soledad Constantini. Yo tomé consciencia de este hecho cuando escuché la inusual frase en inglés: “Would you care to comment?”, que significa ¿Le importaría comentar al respecto?, en voz de ambas entrevistadoras. Lo que llamó mi atención es que es una frase en inglés muy poco utilizada y fue usada, con las mismas palabras, por ambas mujeres. Pueden verlo por ustedes mismos: https://youtu.be/Wi4P_7TfoJA
Como estudiosa de la obra de Coetzee, no pude evitar notar estas entrevistas espejeadas. Mi sorpresa se transformó en una serie de preguntas, una vez que pude reponerme de una sensación de engaño o traición. Me pregunto, ¿Quién está consciente de esto?, ¿Es Coetzee quien le da el guion a ambas?, ¿Está Raquel Serur plagiando las palabras de Soledad Constantini?, ¿Cuál es el fin de engañar a la audiencia de un evento literario de esta forma?, ¿Son estos ejemplos que encontré en línea los únicos o hay más que simplemente no están en YouTube?
No quiero sonar ingenua, estoy consciente que eventos de dicha naturaleza con una figura pública de tal envergadura, deben estar estructurados bajo un esquema profundo de organización, pero lo que estoy cuestionando es el nivel performático y teatral de las entrevistas y el rol que estas dos mujeres profesionales han jugado en el juego de Coetzee. En el pasado he defendido con fiereza a través de mis ensayos el derecho que Coetzee tiene, como todes les autores, de crear un personaje de cualquier género y llevarlo a las últimas consecuencias.
La ficción es una fabulosa invención humana para desarrollar mundos paralelos, para explorar universos hipotéticos, para permitir la existencia pura de cualquier clase de pensamientos o fantasías que en la llamada “realidad” están prohibidos o no tienen cabida. Pero lo que me encontré en estos dos ejemplos es que mujeres, que no son actrices, sino editoras, traductoras o académicas, son requeridas para actuar el guion de Coetzee en función de proteger su imagen. Incluso encuentro que estas mujeres comparten características similares dentro de esa narrativa: ambas aparecen tímidas, con una voz suave y queda, ambas son dirigidas durante la entrevista por el mismo Coetzee, quien les marca las pausas, el ritmo, el momento de leer. Ustedes pueden ver que mi imaginación es corta si nunca pude siquiera soñar con este momento, así que no puedo imaginarme lo que es estar en el lugar de Coetzee.
Pero como Elizabeth Costello dice: “Si somos capaces de pensar nuestra propia muerte, ¿por qué diablos no habríamos de ser capaces de pensarnos dentro de la vida de un murciélago?”. Haciendo el ejercicio, me puse a pensar si yo fuera, no Coetzee, pero alguien como él, un hombre con su status, inteligencia y poder, ¿haría algo similar a montar todo un evento bajo mi control? Mi respuesta fue no. No estoy apuntando mi dedo contra él sino contra todo el sistema que permite que estas cosas pasen, es decir, las editoriales, los centros culturales, las universidades, como en la que nos encontramos ahora. Rechazo este premio poque no quiero jugar a ser una muñequita dentro del juego de Coetzee.
La actriz sale de escena hacia el perchero que está al lado. Se cambia la chaqueta por un saco y se pone una boina. Mientras se proyecta el siguiente video: https://youtu.be/DPo5cCALHVo
LECCIÓN III
DEJAR DE LUCHAR
La actriz se sienta y da vuelta al personificador que está sobre la mesa. Ahora se lee "Elizabeth Costello".
ELIZABETH COSTELLO:
Lee todo el texto en hojas de papel
Mi nombre es Elizabeth Costello. Soy una mujer llamada Elizabeth Costello y tengo 94 años. Elizabeth Costello ya no es una perfeccionista como lo fue. Ha pasado un tiempo desde que no estoy frente a una audiencia. Debo advertirles que la última vez no salió bien. Es por ello que esta mañana estaba nerviosa, porque, debo admitirlo, aun cuando solía quejarme sobre dar conferencias, lo disfrutaba. Yo era una buena actriz diciendo mis parlamentos. Y mis quejas eran parte del papel, pero yo era buena sintiendo a la audiencia, sabía cómo hacerlos sentir involucrados, sabía cómo decir un chiste al principio, y muchas veces sabía cuándo el aplauso iba a ser tímido y cuando yo estaba haciendo a propósito declaraciones incómodas.
En esta ocasión no estoy aquí para dar una conferencia sino para ofrecer un servicio y los libero desde ahora de esa tradición comprometedora de aplaudir al final. Esta mañana mi bisnieto compartía mi preocupación por este encuentro. Él me dio un consejo que adquirió en sus recientes clases de teatro: “Bisa, di quién eres, de dónde vienes y a dónde vas”.
¿Quién soy? Antes que nada, soy Elizabeth Costello, y quiero subrayar ese punto. Algunas personas insisten en creer que yo soy John Maxwell Coetzee o que él es yo. Para ustedes, a quienes les gusta el razonamiento lógico, les daré un argumento irrefutable. Yo nací en 1928 y él nació en 1940, por lo tanto existí antes que él. Quizá yo fui quien lo creó a él. Él no me quiere, piensa que soy arrogante, antipática.
Hace unos meses recibí muchos correos electrónicos de enojo de grupos activistas que claman mi libertad. Había palabras pero también videos, donde John Maxwell se expresa mal de mí. También me enviaron fragmentos de mujeres frágiles entrevistándolo. La intención de esos correos electrónicos era la de hacerme sentir como una esposa a la que le llega material de las aventuras de su marido, pruebas de infidelidad. Pero la relación que tengo con ese hombre es inquebrantable, como muchas de las que ustedes tienen con alguien, y saben que esos vínculos están fuera de nuestro control. Las activistas llaman a esas entrevistadoras y a mí misma un títere, y entiendo su punto de vista, pero los hilos que nos mueven pertenecen a una compleja maquinaria que está entrelazada con varios sistemas. Hoy ustedes vinieron aquí porque les dijeron que yo estaría aquí y diría algunas palabras, y ustedes se movieron, ¿son por eso mis marionetas? En este momento estamos juntos por una razón, una serie de casualidades y causalidades que nos trajeron a este preciso instante. El ser humano, con toda su ciencia, está lejos de entender las relaciones de estas redes.
Yo veo a John y lo veo atrapado en sí mismo. Él escapó de las matemáticas cuando era joven porque se estaba sintiendo como un robot y ahora lo veo, y parece una inteligencia artificial intrincada y hermosa. En lugar de #freeecostello, yo abogaría por #freecoetzee. Él quiere controlar todo pero el control, como esta vida, son una ilusión. No podemos controlar aquello que no está en nuestras manos. En efecto podemos intencionar nuestra mente, nuestros pensamientos, podemos amoldar nuestros cuerpos pero si tratamos de controlar aquello que está fuera de nuestros límites nos sentimos mareados. Es mejor bailar, encontrar el equilibrio al dejarse fluir en el movimiento. Aprendí eso al viajar en un crucero elegante donde yo fui contratada como un mono, para entretener a los clientes.
Cuando la gente responde quiénes son, se menciona comúnmente el nombre, la edad, la nacionalidad, el lugar de nacimiento y la profesión. Pero yo los invito a pensar si eso de verdad define quiénes son. Yo debo contestar, “soy una escritora”, pero no he escrito un libro en muchos años y ya no voy a escribir uno. ¿Debería decir entonces que fui y no que soy una escritora? ¿Es un escritor siempre un escritor por la forma en la que ve el mundo, por cómo su mente conecta lo que percibe y piensa a través de las palabras? Creo que somos más que eso pero no puedo y no quiero tener que explicarme. Además les dije que esto no era una conferencia, y no lo es. Antes de ir a la siguiente respuesta quiero preguntarles, ¿alguna vez se han cuestionado si son un robot? Recientemente tuve esa sensación. Estaba a punto de dormir y justo antes de alcanzar un estado de relajación profunda, tuve una visión interna de mí misma como una red, en lugar de órganos pude sentirme como parte de un ambiente industrial, sentí que tenía engranes, tornillos, fui consciente de mis movimientos mecánicos.
¿De dónde vengo? Hace unos años fui considerada persona non grata en un país que no quiero mencionar, por haber dado una conferencia que di llamada “La vida de los animales”. Después de eso no me sentía bien. Mi hermana, que era una monja y estaba viviendo en África, me invitó al hospital donde ejercía, para cambiar de aires. La última vez que estuve ahí tuvimos desacuerdos y yo no quería agravar la situación, así que rechacé su ofrecimiento. Pero entonces recibí otra invitación, de otra monja, una budista. La mejor amiga de mi hija en la infancia se convirtió en una monja budista y vive en Nepal. Ella se enteró de mi crisis y me invitó a un retiro en su monasterio. En contra del consejo de mis hijos llegué a Katmandú, yo, una mujer vieja, ex escritora y con una fuerte inclinación por los dioses griegos, fui en busca de Buda.
Se me dijo que el budismo puede ser secular, no entraré en detalles porque, de nuevo, esto no es una conferencia. Llegué al monasterio y recibí un trato privilegiado, no por mi carrera sino por mi edad. Los más viejos reciben los mejores cuartos, privados, sin escaleras, y nuestras actividades para contribuir en la comunidad son mínimas, como prender y apagar las luces, mientras otros tienen que limpiar los baños o lavar los trastes. Me sentí vieja pero afortunada, aun cuando el envejecimiento no tiene nada que ver con el karma sino con simple decadencia. Llegué ahí huyendo de la sensación de que vivía en una sociedad criminal. Y de repente estaba en una sociedad de gran tradición vegetariana. Llegué a ese lugar sintiéndome sobreexpuesta, juzgada, y mágicamente nadie pedía nada de mí.
No les voy a explicar lo que viví en el monasterio, no solo porque sería largo, sino porque las palabras no serían suficientes para describir el estado del ser que alcancé en ese sitio. Las semanas que pasé ahí movieron todos los cimientos de mi vida y mi obra. Tuve que lidiar con el silencio, con mi respiración, con la observación de mis pensamientos, y con el entendimiento de que no soy lo que pienso. Pasé décadas cultivando mi mente, o lo que creía que era mi mente. Critiqué a Descartes, critiqué a la razón pero estaba peleando a la razón por medio de la razón, estaba absorbida por mis propios pensamientos. ¿Qué podía yo ser si no era eso? La razón y siete décadas de experiencia de vida me dicen que la razón no es ni el ser del universo ni el ser de Dios. Y aprendí compasión y gratitud desde otra perspectiva. Perspectiva, esa es la clave.
Cuando llegué ahí nadie sabía quién era, nadie me preguntaba tampoco. Pero alguien me “reconoció” y me pidieron que diera un discurso. Yo no quería, pero me sentí obligada. Sentí que debía hacerlo, de la misma forma que otros limpiaban el baño, como un deber. Entonces escogí de nuevo “La vida de los animales”. Pensé que sería más fácil si le era antipática a la gente desde el principio, así no tendría nada que perder después. Y para mi sorpresa, la audiencia estuvo de acuerdo conmigo, por primera vez entendieron que mis palabras no eran antisemitas sino pro-animales. Me hicieron preguntas hermosas, algunas de ellas no las entendí porque estaban relacionadas a una cosmovisión budista con la cual no estaba familiarizada. ¿Cómo era posible que las mismas palabras que habían provocado una fuerte rabia durante años fueran capaces de llevar la discusión a otro lugar solo por cambiar la geografía espacial desde donde las palabras eran pronunciadas? Somos en relación a nuestro contexto, definitivamente.
¿Ustedes han visto a los monjes budistas defendiendo sus argumentos? Usan su cuerpo, aplauden sus manos con fuerza contra el piso mientras dan un paso fuerte. Los budistas usan la razón como una herramienta, y entrenan la mente, pero también entrenan la respiración, y cantan…Una noche, en la que ya llevaba un mes en el monasterio, pensé en lo curioso que era que tanto mi hermana como yo nos hubiéramos vuelto monjas. Por supuesto yo no era una monja pero estaba ahí, en un monasterio, ejecutando las acciones que hacen las monjas. Tuvimos una larga noche de rezos y prendimos velas, terminó con el canto continuo de un mantra mientras recorríamos en círculos una estupa y elegíamos un lugar para dejar la vela alrededor, a modo de ofrenda. Yo estaba metida en mí misma, mi voz, mi mente y mis pies lentos se fundieron en el cántico grupal.
Entonces vi a esta monja. Ella estaba en un estado diferente, todos estábamos extremadamente contentos, pero ella estaba lejos de eso, estaba en gracia, en felicidad real, pura. La comencé a seguir a la distancia, traté de imitar el ritmo de sus pasos, que eran aún más lentos que mis viejos pies. Cuando dejamos las velas, todos nos fuimos a sentar a unas escalinatas anchas frente a la estupa. Ella estaba en medio, cantaba de una forma en la que incluso pude ver cómo su cuerpo despedía luz. Ella nunca paró, habíamos estado cantando el mismo mantra por más de una hora y ella nunca se cansó ni perdió el ritmo como nos pasó a muchos. Yo quería estar cerca de ella. Quería sentir lo que ella estaba sintiendo. Quería ser ella. Comencé a meterme despacio entre muchos seres hermosos que cantaban juntos y cuando conseguí sentarme al lado suyo noté que no podía acercarme completamente. Emanaba calor, había algo en ella que bloqueaba mi entrada. Ella era poderosa. Entendí lo estúpida que yo era al tratar de robar su poder, o de copiar su energía. Pero entendí que el amor, cuando es generado de manera auténtica, también puede protegerte, que es de hecho, la única protección real. Los disfraces, las máscaras, las armas que surgen del miedo solo te persiguen.
Sé que ustedes vinieron a una charla pero quisiera invitarlos a quitarse sus máscaras por un momento. Los antifaces de la cara, no se preocupen, aún estamos cubiertos por muchas otras máscaras. Gracias. Ahora quiero que noten si el antifaz dejó algo de sudor en su cara, noten el contacto del aire con esos restos. Y finalmente solo miren a su vecino de silla directamente a los ojos. Y si me permiten, déjenme mirarlos mirándose. Hagámoslo por un minuto. (Ella usa un reloj de arena para medir el minuto).
¿A dónde voy? Esa es la tercera pregunta que debo responder según mi bisnieto. Voy al final. Les dije que estaba aquí para dar un servicio y no una plática. Durante años he sido llamada una foca, un tiburón, un gato, una ballena, un mono, una gallina, un ave. Hoy quiero ser su loro. Digamos que soy una bocina con un micrófono. Por favor tomen el papel que está debajo de su butaca y escriban en él un pensamiento que los atormente. Una simple frase firmada con un seudónimo. Puede ser cualquier cosa, algo que los haga sentir culpables, algo que quieran liberar. Por ejemplo, yo, puedo decirles que en realidad nunca quise ser madre. Es algo que mantuve como un gran secreto antes de Nepal. No voy a dar explicaciones, estoy vieja. Por favor escriban algo para lo que necesiten una máscara con la cual lidiar y pónganlo en el recipiente que el amable asistente está pasando. No se preocupen, no lo leeré en voz alta.
Ella lee los papeles, uno a uno, y sólo pronuncia el seudónimo. Usa su voz y sus gestos para liberar lo que la frase escrita le sugiere.
Gracias por dejarme ser su canal por un breve momento… ¿A dónde voy? Es incierto aún. Tengo que pasar algunas puertas para saberlo. Si les pidiera de nuevo quitarse su mascara, no la de la cara, sino “su máscara”, ¿qué harían? ¿Se quitarían la ropa, el maquillaje, el cabello? ¿Y después qué? ¿Cuántas mascaras cargamos? ¿Qué están cubriendo? ¿Por qué nos sentimos tan vulnerables? ¿Qué puede ser robado de nosotros? Yo quiero liberarme del deseo y del miedo. Quiero dejar de luchar.
Ella se desvanece frente a la audiencia.
*La pieza se creo durante la Bienale de Venecia de 2021, se estrenó en México en el Centro Cultural El Hormiguero en 2022, y tuvo una segunda temporada en Casa Tomada en el 2023.