OFFSCREEN ON SCREEN
Iliana Muñoz
Bertolt Brecht planteó el efecto de distanciamiento (Verfredung), para que el público fuera capaz de criticar la realidad y no sólo de identificarse con la ficción. Para ello los actores se distanciaban de sus personajes y criticaban, desde el escenario, la situación.
Christoffer Boe, en contraposición, nos presenta Offscreen, donde forma y contenido están fusionados para dibujar una exigua línea entre ficción y realidad.
La técnica deseada por Brecht es nula en este caso, mas no el objetivo, pues el filme tiene como protagonista a Nicolas Bro interpretando a Nicolas Bro, un actor danés, que ha participado con Boe en sus filmes anteriores, Reconstructiony Allegro. El “personaje”, que en el filme se llama igual, es actor al igual que él, tiene su misma trayectoria, pero cuenta con una historia ficticia, está casado con Lene María Christensen, actriz que se interpreta a sí misma también.
La película está llena de personas representándose a sí mismas, incluyendo a Boe, como Boe, director de cine, director y amigo de Bro. En México podríamos creer que interpretan un personaje de la mente de un guionista. Sin embargo, en su país, estas personalidades son sumamente conocidas, por lo que podemos imaginar el shock que causa verlos en una historia donde no sabemos qué parte es real y qué parte es cine. Para apoyar esta premisa viene la forma, en donde los espectadores de otras latitudes podemos reconocernos. El filme tiene la textura de un documental en proceso de filmación.
Boe nos cuenta que el matrimonio de actores está pasando por una crisis, por lo que Nicolas Bro decide hacer una película sobre él y su esposa para demostrarle su amor. Así que pide prestada una cámara a su amigo Christoffer Boe y comienza la incesante y obsesiva tarea de filmar su vida. Para ello es necesario filmar a Lene, quien a pesar de sentirse incómoda con la situación, así como cualquier persona que se para ante la lente de Bro, emana una honestidad superlativa frente a la cámara. El actor nos hace cómplices del derrumbe de su vida por medio de su cámara, que se ha vuelto una extensión de sus ojos y de su mente. Somos testigos de la desesperación por la que pasa ante el abandono y de sus intentos infructuosos por recuperar al ser amado; el personaje adquiere una ceguera metafórica, paradójica a la visión que le da su cámara, que lo lleva a la destrucción.
Últimamente, la sociedad se ha interesado en el fenómeno de la realidad insertada en un formato destinado a la ficción, tal es el caso de los reality shows. Asimismo, la literatura y el cine han sido seducidos por estos opuestos para deleite del público. Tal es el caso de Bret Easton Ellis quien se personifica como protagonista de su última novela,Lunar Park o el guionista Charlie Kauffman, que en Being John Malkovich, personifica al actor como epicentro de su película o Adaptation, donde el protagonista es el mismo Kauffman en plena crisis de proceso creativo.
Offscreen ocupa la forma del cinema verité, pues en el supuesto de que Bro graba su vida cotidiana, vemos la toma de un camarógrafo inexperto, por lo que el actor tiene el crédito de la fotografía. Esto, junto con el ritmo de la cotidianeidad y la verdad que posee un hombre que sufre de amor; dotan a la película de una peculiaridad adictiva. El filme se debate entre la sencillez y la complejidad. Los actores tienen que representarse a sí mismos en un estado de naturalidad absoluta, lo cual es sumo difícil, gracias al cumplimiento de dicha meta se logra la sensación de documental. La fotografía se muestra simple, la historia revela a un hombre normal que en las circunstancias adecuadas puede volverse obsesivo y perder la razón. Es toda una reflexión sobre el amor, el desamor, la creación y la destrucción por medio de la metacinematografía (cine dentro del cine) y la metafísica. Lo que la imagen tiene de realidad y lo que ésta contiene de ficción atrapan al espectador como la idea de hacer una película de amor atrapa al protagonista.