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LA PIEL
Iliana Muñoz


El Foro Sor Juana del Centro Cultural Universitario de la UNAM, se convirtió en la dermis que resguarda a la Compañía Teatro de Ciertos Habitantes en su nuevo montaje, La Piel, subyaciendo en ella el trabajo de la dramaturga Ximena Escalante, el Director Miguel Ángel Gaspar y los actores Katia Castañeda, Fabrina Melón, Miguel Ángel López, Kaveh Parmas y Claudio Valdés Kuri.


¿De qué trata La piel? De nada, de la piel, simplemente. Aunque quizá hablar de este órgano no requiera un adverbio de simpleza sino de complejidad. El texto, impregnado de la posmodernidad de la dramaturgia nos induce a un mundo de enumeraciones respecto a esta capa que cubre nuestro cuerpo. (La piel que se encuentra, la piel que se busca, la piel bronceada, la piel ajada, la piel marchita, la piel acariciada, la piel blanca, etc…) Es como si nos encontráramos con el sustantivo piel precedido o sucedido de “complementos circunstanciales” de lugar, tiempo, espacio o modo, tal como nos lo enseñaron en la escuela. Y este asunto académico viene a lugar porque por momentos el texto parece el resultado de un combo completo que incluye la visión de un programa de Discovery Channel más una edición especial de Muy interesante, acompañado de una búsqueda en google sobre la piel.


Estas características no tendrían nada de malo ni de extraordinario, muchas obras están construidas a partir de la investigación bibliográfica, sea esta superficial o especializada. El problema de esta puesta radica en el contexto que envuelve el tema, que nos hace pensar en un mero pretexto para escribir una obra por encargo. El tema que es sobre lo que gira, se acuesta, se agacha, se esconde, se embarra, se retuerce todo el montaje, sucede en la circunstancia de una fiesta de cumpleaños de uno de los personajes masculinos. (Dado que en el programa no indican qué actor interpreta a qué personaje es difícil hablar personalizadamente del trabajo interpretativo).


El festejado en cuestión tiene tres deseos para este onomástico, el primero es que quiere ser tocado, el segundo que todos digan un deseo respecto a su propia piel y el tercero que a manera de juego, los invitados y amigos íntimos, se inventen un discurso de venta para un producto útil para la piel.

Se supone que el paso por los estadios hará que los personajes y a su vez el espectador, utilicen el tema de la piel como puente para llegar a algo que yace más adentro de este órgano táctil y se descubran vulnerables como seres humanos. A esta reflexión llego de manera racional, después de haber visto el montaje, pero durante la función nunca pude sentir un punto de conexión con la circunstancia, los actores o los sentimientos que estos debían transmitir.


Cada personaje posee características psicológicas y patológicas específicas que consiguen la reflexión de la homogeneidad existente en el tema piel dentro de la diversidad de cada ser humano, logrando con ello la identificación con uno u otro, no en su construcción humana sino en características específicas con las que algún espectador compartirá algo en común. En ciertos momentos, los actores rompen la cuarta pared y la circunstancia dramática de la fiesta para acercarse de manera “honesta” al espectador y hablarle sobre la piel con pronombres en primera y en segunda persona para lograr una conexión personalizada. Durante varios rompimientos los actores describen su piel, mi piel, o nos hablan de sus cicatrices y preguntan por las nuestras.  Una de las cosas más difíciles en el teatro es lograr la transmisión de una verdad como intérprete, el rompimiento de la máscara o la utilización de esta para ser honestos y hablar de las cicatrices por ejemplo, que muchas veces no son marcas sólo epidérmicas sino espirituales. Aquí, ciertamente los actores no temían al contacto físico ni entre ellos ni con el público, pero en sus ojos y su técnica vocal, se notaba una barrera al dirigirse al espectador que, por la propuesta escénica, era en ese momento, su interlocutor.

La puesta está apoyada por el uso del video, realizado por Pablo Labastida, proyectado sobre dos de las paredes del foro. En él vemos secuencias que nos presentan a cada uno de los personajes caminando por esta ciudad de México que es la piel por la que transpiramos, los que vivimos en ella, nuestros odios, amores y temores. El video es transmitido en ciertos momentos de la fiesta, no incluyendo el recurso de manera dramática sino como una cuestión estética para los espectadores. La primera intervención del elemento, que es con el que abre la obra, resulta atractivo por su carácter de novedad y por el tono irreal que le imprime una mujer afroamericana, de curvas prominentes, con un vestido verde fosforescente, viajando por el metro. Los recorridos siguientes de los demás personajes resultan largos, poco interesantes por su duración y la falta de sentido que aportan a la anécdota.


La escenografía, iluminación y vestuario están a cargo de Mónica Raya. El escenario está compuesto por unos sillones armables de color blanco, aparentando un departamento chic con un panel lateral que sostiene cinco puertas metálicas, una para cada uno de los personajes. Por momentos los elementos se fusionan junto con la musicalización de “Chas” para crear una atmósfera de de ensimismamiento, de orquestación o de caos, pero en general, desde la concepción inicial del montaje, hay elementos que sobran considerando el tema, la piel, y la circunstancia, una fiesta. Parece ser que sólo por tratarse de una celebración, el espectador tiene que ver a los personajes bailando cotidianamente bajo los efectos de música electrónica, así como visualizar las diversas etapas de una fiesta, sin que pase algo realmente atrayente en esta narración, pues, que en las fiestas uno llega feliz y acaba muchas veces explotado del mundo de amigos, lo sabemos todos y que la piel suda y que queremos ser amados, lo sabemos todos.

Esta Compañía se caracteriza por puestas arriesgadas, por un constante proceso de investigación para encontrar nuevas, personales o estilísticas formas de “conflictuar” al espectador. Me parece un error que, como ellos lo indican en el programa, eviten recurrir a hallazgos de montajes anteriores. Si bien es cierto y muy loable que como creador uno no se case con la fórmula, también es importante aprender de la experiencia y traerla a escena y en esta fiesta, parece que ella no estuvo invitada, teniendo primos cercanos presentes, como lo son el talento, los reconocimientos, las ganas y los recursos.

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